Las asociaciones pueden tener un papel importante en la lucha contra el cambio climático. Adoptar estrategias de negocio más respetuosas con el medio ambiente y apoyar los esfuerzos de sostenibilidad de sus miembros son algunos de los ejemplos.
El cambio climático es motivo de creciente preocupación a nivel mundial, y existen nuevos grupos que se movilizan para luchar contra ello. Hoy en día, la acción para luchar contra el cambio climático no dependerá tanto de políticas a nivel nacional, sino que será impulsada por comunidades menores: entidades estatales, provinciales y locales; empresas y organizaciones; e incluso personas individuales.
Las generaciones más jóvenes abordan la acción contra el cambio climático con mayor conciencia y urgencia, y diversos sectores y prácticas pueden enfrentarse a evaluaciones más rigurosas, por las crecientes legislaciones en esta materia. Por ello, las asociaciones también se sentirán presionadas, tanto por sus miembros como por los sectores a los que pertenecen.
Sin embargo, las asociaciones están en una posición privilegiada para crear y coordinar acciones. Los líderes pueden empezar tomando decisiones sobre estrategias anuales y necesidades logísticas que tengan en cuenta el impacto climático, como la planificación de conferencias en lugares estratégicos que sirvan como punto medio para reducir las distancias de viaje de los asistentes, dar prioridad a la reducción de residuos y a la sostenibilidad, y explorar opciones de participación virtual en reuniones y eventos.
Asimismo, las asociaciones pueden colaborar con sus miembros para desarrollar políticas proactivas que aborden el cambio climático. Las actividades de formación, los códigos éticos, las certificaciones pueden estar vinculados a prácticas que reduzcan el impacto ambiental. Es necesario reconocer los planes de acción llevados a cabo por los miembros de tu asociación, con el fin de que puedan servir como modelos para otros.
Artículo extraído de ASAE