La ciudad sin taxis está más cerca

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En Nueva York, para muchos la capital mundial del mundo occidental, saben un rato de atascos, aglomeraciones, estrés, bocinazos y batallas contra el tiempo. Para combatir estos factores, funciona una flota de 13.000 taxis. Gracias a los servicios de esos coches a domicilio se enjugan o minimizan algunas de esas dificultades. Sin embargo, esa tropa de pilotos acostumbrados a lidiar con centímetros de adelantamiento y parpadeos de semáforo, puede estar ante el principio del fin de su época de apogeo. En este artículo, nutrido de las reflexiones de un reportaje de El Diario El País, te explicamos el porqué.

Un estudio confeccionado por Massachusetts Institute of Technology (MIT) llega en su desarrollo a una conclusión demoledora: se podría reducir el 75% de la flota de los taxis de la ciudad neoyorkina y mantener los ingresos para su conductor. ¿Cómo se traduce esto en cifras? Reduciendo a 3.000 taxis los 13.000 que actualmente operan en la ciudad de los rascacielos. Alucinante.

¿Cómo es posible que, reduciendo de una manera tan drástica el número de coches, se consiga mejorar su funcionamiento? La clave está en el empleo de un algoritmo y la Inteligencia Artificial (IA) que lo va alimentando. El MIT propone remplazar los taxis por el conocido sistema del car pool o, lo que es lo mismo, el coche compartido.

La idea consiste en redefinir el concepto del taxi: convirtiéndolo en un vehículo con capacidad de transporte de cuatro personas. Y, a partir de ahí, procurar optimizar su capacidad en un trayecto dado. Lo más estimulante del estudio es que esta conclusión es solo la punta del iceberg del mismo. Lo más interesante del mismo es que contiene un algoritmo que gestiona todo el tráfico y que ha sido creado a partir de los históricos de circulación de los coches en la ciudad.

Este algoritmo ha creado una serie de rutas más o menos fijas basándose en el registro histórico de desplazamientos y con un escasísimo margen de error, de forma que los vehículos salen a circular por estas rutas con independencia de que hayan sido llamados por clientes o no. Es en este punto en el que entra también la IA, permitiendo alterar la ruta en tiempo real en función de las llamadas por parte de los clientes y así optimizar la carga del taxi.

Son incuestionables las ventajas que este sistema para reducir el tráfico y mejorar la salud del medio ambiente de las ciudades. ¿Pero qué pasa con los pasajeros? El estudio demuestra que es también muy estimable para ellos. Primero, porque reduce los tiempos de espera del vehículo (el estudio cifra en dos minutos esa espera) y segundo porque disminuye también el tiempo del trayecto al haber menos tráfico y estar más optimizada la ruta. Además, el coste del trayecto es menor al estar el mismo repartido.

En un paso de más audacia, el estudio del MIT arriesga todavía más al afirmar que si en lugar de coches convencionales, la flota de taxis o similares se compusiera de furgonetas, se podría reducir aún más el número de vehículos en circulación a 2.000, mejorando más si cabe los indicadores.

Fuente de contenido: el país.com
Fuente de imagen: Nueva York