Cómo Sócrates y otros insignes filósofos griegos pueden elevar tu felicidad y guiarte en tu carrera profesional

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El psicólogo y escritor Walter Riso muestra en su libro Filosofía para la vida cotidiana las claves para tener estilos de vida saludables basados en ideas clásicas que los promueven.
En este artículo condensamos algunos de sus principios más estimulantes.

En su libro Filosofía para la vida cotidiana, el psicólogo italiano explica cómo la coherencia interna aumenta la eficiencia y la potencia de nuestras capacidades. Es lo que conocemos como entusiasmo y, cuando ocurre, «algo nos recuerda que hemos estado muy cerca de los dioses». No es una idea nueva. La palabra y su significado -«sentir la ira de dios en el pecho»- proceden de la Grecia antigua y de sus filósofos.

Lo sabios griegos ofrecían enseñanzas que aún hoy pueden ayudarnos a encontrar la felicidad, sirven de base para mejorar nuestra calidad de vida y nos orientan para analizar adecuadamente los posibles escenarios y avanzar en nuestra carrera vital y profesional.

Así, por ejemplo, las ideas de Sócrates están enfocadas a que tomemos conciencia de quiénes somos, con nuestras fortalezas y debilidades. Muchas de las cosas a las que nos aferramos nos generan seguridad, pero no son más que formas irracionales de autoengaño. Una muestra de una ignorancia que, a menudo, tratamos de disimular cuando, para Sócrates, el primer paso en nuestro crecimiento personal es el contrario: reconocer e identificar lo que no conocemos. El filósofo también nos invita a reducir esos pensamientos con los que solemos castigarnos y que nos asaltan a diario -como «soy un inútil» o «no soy inteligente»- y a cultivar el amor propio.

Epicuro, por su parte, nos enseña a disfrutar de la vida y a crear un espacio vital donde la culpa y el miedo irracional no excluyan el placer -entendido como ausencia de dolor- y la felicidad. Creía en los deseos biológicos, como el de comer, que se satisfacen y no vuelven a aparecer hasta que se reactiva la necesidad. Pero criticaba duramente esos otros placeres «ni naturales ni necesarios», como la fama, el poder y la ambición, que son producto de un aprendizaje social, que no alivian ningún dolor y que no producen tranquilidad. Para Epicuro, además, la amistad es una de las mayores fuentes de felicidad, porque nos da seguridad y confianza: lo importante no es sólo qué comes, sino con quién lo haces.

Diógenes de Sinope defendía el derecho a la protesta, a la independencia personal y a la libertad más absoluta. Por eso, el miedo a la crítica social y la necesidad de aprobación no formaban parte de su filosofía, lo que le otorgaba cierto poder sobre otras personas. Diógenes, que fue el principal representante de la escuela cínica, trataba de desenmascarar la doble moral, pero también quería subvertir el orden establecido, por lo que se opuso al consumismo, a la masificación y a las convenciones.

Inspirado por la ideas de Sócrates y de los cínicos, Epícteto creía que la coherencia, el autocontrol y el pensamiento racional iluminan el camino hacia la paz interior. De este modo, lo que nos afecta no son las cosas en sí mismas, sino lo que pensamos sobre ellas. Es nuestra actitud lo que nos relaja o nos inquieta.

Fuente de contenido: expansion.com
Fuente de imagen: Web El Profesor Bigotini