La ‘amistad’ entre humanos y robots: en pleno crecimiento

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El mundo de la inteligencia artificial crece a un ritmo exponencial. Conscientes de esta realidad, en Kolokio hemos seleccionado un artículo del diario El Mundo en el que se plasman algunos de los principales avances en el terreno de la “humanización” de los robots. El resultado es una información amena, actualizada y sorprendente.

El mundo de la robótica está evolucionando de una manera exponencial. Cada vez más, se sofistican las habilidades de los robots como elementos eficaces de compañía, una dinámica en la que cada vez adquieren rasgos más humanos. En esa línea funcionan por ejemplo los robots humanoides o los peluches robotizados para charlar y estimular cognitivamente a ancianos y enfermos.

En la misma sintonía, estos robots han desarrollado habilidades como camareros, guías o asistentes, algunas de las cuales se pudieron apreciar recientemente en RoboCity16, una cumbre internacional de robótica, de referencia en el sector.

Este congreso, estructurado en dos días, ha sido organizado por el consorcio español “RoboCity 20130”, formado por la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Alcalá, la Universidad Rey Juan Carlos y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Esta plataforma aglutina a 200 investigadores y está financiado por la Comunidad de Madrid, y está cofinanciada por Fondos Estructurales de la Unión Europea, y además cuenta con una treintena de empresas asociadas. Entre los aspectos que tienen que evolucionar de los robots figura la fluidez de movimientos. Así mismo, los expertos han coincidido en señalar la dificultad de desarrollar una interactuación eficaz entre los robots y las personas, a pesar de los evidentes avances que se han producido en la robótica de servicio.

El espíritu de este consorcio que involucra a tantos grupos de investigación, con el apoyo de autoridades, empresas e inversores es fundamental para avanzar en proyectos de tanta envergadura como los relacionados con la robótica para el ciudadano, ha asegurado Carlos Balaguer, coordinador de RoboCity 2030.

Esta universidad ha acudido a la conferencia con robots tan populares como Teo, uno de los primeros humanoides bípedos a escala humana en Europa, que está siendo entrenado en la actualidad para manejarse como camarero llevando comida y bebida, según han explicado hoy a Efe futuro sus responsables.

Más allá de la dificultad de caminar como un humano, algo realmente complejo para los robots en terreno no llano, este humanoide de 1,7 metros de altura y más de 60 sensores, además de 28 motores o grados de libertad, está aprendiendo a moverse con una bandeja, sin que se le caiga lo que va encima, han añadido las fuentes.

En el terreno de los servicios funciona por ejemplo MiniMaggie, un tierno peluche robotizado con dotes sociales, de unos 30 centímetros de altura, que charla con las personas y expresa alegría, tristeza o enfado entre otros sentimientos, e incluso se sonroja. Este robot ha empezado a utilizarse con fines terapéuticos y de entretenimiento en centros de día con ancianos, como parte de un programa en colaboración con la Fundación Alzheimer España, según nos ha informado Miguel Ángel Salichs, asimismo catedrático del Laboratorio de Robótica (Robotics Lab) de la UC3M.
Otros de los robots «estrellas» con habilidades sociales expuestos en esta jornada son Doris y Urbano, de la Universidad Politécnica de Madrid, un par de semihumanoides, sin piernas, al menos por ahora, que se mueven en sendas plataformas e interactúan con las personas, mediante «inteligencia artificial».

Doris, dotada de labios prominentes y grandes ojos que se mueven al tiempo que habla, se enfada, se entristece o se alegra dependiendo del entorno, y es capaz de tomar decisiones como pararse si alguien se antepone en su camino, gracias a una «compleja matemática de control de movimientos», han explicado hoy a Efe sus desarrolladores.

Todavía no tiene brazos, pero en breve se le colocará uno, y además de hablar español e inglés, es capaz de mover la cara, sonreír o hasta guiñar el ojo, con sus 16 sensores del rostro. Asimismo, está dotada de cámaras, láser y radares para manejarse. Otro de los ejemplares punteros es Carlitos, el primer antropoide submarino, que trabaja a cuatro patas, de forma sostenible, en las profundidades marinas, sin límite de metros, y puede cargar con cientos de kilogramos de peso y sortear tropiezos del terreno, como rocas.

Una de sus mayores peculiaridades es que gracias a un sofisticado traje con sensores, el robot replica en el mismo lugar de trabajo los movimientos que realiza el operario que lo telemaneja en la distancia ante un pantalla.

Fuente de contenido: elmundo.es
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